En el pasado Rallye de Cerdeña, Sébastien Ogier pasó con su Citroën C3 WRC por encima de una gran piedra que le rompió la suspensión. Un momento difícil que el campeón gestionó con tranquilidad.
Las imágenes de Ogier intentando solucionar la avería en su Citroën C3 WRC y señalizando su situación al resto de pilotos en el cuarto tramo del Rallye de Cerdeña son de un significado especial.

Aparte de la belleza plástica de esas instantáneas, y la impotencia y tristeza que estas transmiten de Ogier e Ingrassia, nos recuerdan la importancia de mantener la calma en todo momento en situaciones extremas.

Ogier, a la vez que señalizaba su situación al resto de equipos, hablaba con su teléfono móvil con el equipo para informarles de la situación e intentar reparar en lo posible su vehículo. Un momento delicado en el que el piloto ve que está perdiendo cualquier posibilidad de puntuar en la prueba, y mucho más la de ganar.

Finalmente, tuvo que abandonar ese día, pero después se reenganchó porque su equipo se lo pidió, y tuvo la oportunidad de pelear por los puntos del Pwer Stage. Terminó segundo en esa última especial, y se llevó 4 puntos para su casillero. Nunca hay que tirar la toalla si hay alguna posibilidad para continuar.
