Por extraño que pueda parecer, el interior del Mini es más grande que el de su rival. La calidad está fuera de toda duda, y el equipamiento también.
El cambio automático, en este caso en el Mini acompañado de sus correspondientes levas, es muy efectivo.
Interesante postura al volante con el transalpino. Se vive mucho la sensación racing al manejarlo.
El manual de 6 velocidades resulta perfecto para el disfrute más deportivo de esta versión.